
En unas de las habitaciones del 607 no hay mucha tregua. Apenas el sábado Sijey y yo tuvimos un par de sesiones memorables y este miércoles ha vuelto a surgir el monstruo de la atracción y excitación.
La oscuridad no pintaba para ello. De hecho, las "buenas noches" estaban ya dadas y la lluvia ya había azotado a la ciudad. La única humedad se traducía en gotas que se colgaban agónicas de las esquinas de un edificio que suele ser muy callado, menos en su último piso, menos en su último apartamento. Y aquí estamos.
Sin mucho vacilar, he dedicido masturbarme junto a Sijey, quien me ha externado hace poco su gusto por el hecho. Su más reciente relato me ha permitido acumular suficiente propósito y suficiente motivo. Así que jalo mi verga durante unos segundos. No pasa ni medio minuto cuando mi mujer voltea y susurra: "Mejor métemela".
Poco tardamos en poner el lubricante cuando ya estoy entre sus piernas mamándola. Poco después... mi pene entra con relativa facilidad y dedicamos varios minutos a esta pose misionera. El cansancio hace creer que no será una velada descomunal como las que han caracterizado a julio, pero en el sexo uno poco puede anticipar. Entro y salgo con extrema calentura. La tengo tomada de los hombros y alternamos con besos en los que la lengua agarra su patio de recreo y corre por donde quiere.
En el sendero hacia una posición por detrás, me detengo a la mitad. Levanto una de sus piernas y se le meto de lado. Sijey pega un grito que golpea las paredes, luego otro y después otro. Parece que hemos penetrado más que de costumbre y hemos llegado a un punto en el cual se desata energía. Los vecinos han saltado de la cama.
Pero dejamos esta postura para una mejor ocasión en que decidamos explotarla durante más tiempo. Por lo pronto, sigue el recorrido y mi mujer queda lista para que entre por detrás. Amo sus nalgas. Y así entro y salgo en varias rondas. Le jalo el cabello y empiezo a decirle que será mi puta siempre. Ella contesta que sí y lo repite. Lo que parecía una noche tranquila se ha convertido en un nuevo tornado. Se mueve delicioso y ella me regresa el "cumplido". Estamos conectados, más que nunca. Julio ha sido fastuoso.
Saco mi verga de su vagina y, sin que ella lo espere, vuelvo a mamarla. Meto la lengua y luego uso mis dedos para entrar lo más que pueda. Se alterna el oral con la penetración. Luego me pongo a un lado y le toco la vagina, mientras Sijey me pide que le acerque mi verga a la boca. Me mama los huevos con fuerza, mordiendo incluso uno. Y así... me vengo en su vientre.
Repito: en unas de las habitaciones del 607 no hay mucha tregua. Dormiremos desnudos esta noche.
PS: Creemos que en algún otro apartamento se ha dado una sesión similar, esta misma semana. Fuimos algo chismosos, pero poco vimos.