martes, 31 de agosto de 2010

Es mejor así


Sé que este es un blog 100% sexual, pero amo a Sijey.

Y así, con amor, uno coge mucho mejor.

viernes, 20 de agosto de 2010

Para qué arreglarlo a golpes si puede arreglarse en la cama


Un jueves de discusiones nocturnas me hicieron llegar muy molesto al 607. Sijey también lo estaba. Se había dado un encuentro acalorado y un intercambio de palabras que originaron una pelea, nunca grata, siempre dolorosa.

Abrí la puerta del departamento sin apetito ni ganas de cenar, me cambié, me puse unos pants y entré a la habitación, pidiéndole permiso a ella para recostarme, ya que se encontraba en el centro de la cama. Ahí, extrañamente, comenzó mi mujer con jugarretas pesadas, trepándose en mí y no dejándome acostarme en ningún lado. Intenté ser paciente, pero admito que, conforme se daban las "luchitas", me iba prendiendo por dentro. Se acercaba, insinuaba, rozaba, en fin.

No hubo más remedio que actuar de acuerdo a lo que se fue dando. Me hice volátil con los acercamientos y, aprovechando que estaba entre molesto y excitado, tomé a Sijey de la cintura, le quité bruscamente las prendas hasta dejarla desnuda y, sin aviso, la penetré por detrás con unas ganas furiosas. La célebre "niña mal portada" habría de recibir su merecido. Y yo... había determinado dar rienda asuelta a mi faceta de mandón.

Le jalé el cabello, se la metí con fuerza, le di nalgadas, la volteé para mamársela, luego la obligué a hacer un 69 que resultó uno de los mejores y, posteriormente, recordé que teníamos algunos itensilios guardados a centímetros de la cama. Abrí el cajón del buró y saqué unas esposas. Se las coloqué y decidí cogerla así, sin que pudiera moverse mucho. Después la acerqué y le ordené que me mamara la verga y los huevos. Ella, aprisionada, se dejaba.

Así pasamos un rato hasta que quedó liberada, mas no por ello se detuvo el encuentro. Hubo intercambio de cachetadas por momentos y después Sijey extrajo a su "amigui" para ponerlo a vibrar en mi culo. Una de las miradas más penetrantes me dedicó mi mujer cuando decidió hacer eso y, al mismo tiempo, mamarme los huevos. Estaba todo dicho: habría de venirme así.

Me hizo uno de los mejores orales sin quitarme la vista de encima. A la vez, esbozaba una sonrisa tímida que me hizo excitarme al máximo. No hubo remedio: justo cuando mordía uno de mis testículos me vine en grandes cantidades, salpicando la cama y mi pecho.

Pocos minutos después, ella sugeriría en su Twitter que, así, cualquier pelea es "buena". Claro... con semejante remedio... ¿quién no?

jueves, 12 de agosto de 2010

Gritos ahogados



El reto era no hacer ruido. Bastante oso había hecho al entrar a la casa y que, repentinamente, comenzara a sonar la balita, alias "chavito", a lo que siguió la pregunta de mi suegro, ¿qué suena?. Nada gracioso.


Tras un día de platica, jacuzzi, música, compras, ejercicio, más plática, buena compañía y un intento fallido. Nos despertamos ardiendo de ganas, pero ninguno se atrevía a tocar el tema. La puerta de la recámara de mi suegro estaba muy cercana a la nuestra, lo cual nos inhibía un poco.


Antes de darnos los buenos días, comenzaron las caricias que dijeron más que mil palabras. Pasé mi mano por su mejilla, su pecho... hasta que llegué a su verga, estaba firme, antojable. Él, cada vez se pegaba más a mi cuerpo y me rozaba con su pene erecto; yo dejaba fluir el momento, sin imaginar lo que vendría.


Poco a poco fue recorriendo mi cuerpo con lengua hasta que llegó al lugar exacto. Comenzó a lamer mi clítoris, a besarlo y mover su lengua de un lado al otro. Cada vez me encendía más, y ahogaba mis gritos y gemidos detrás de una almohada.


Después, para completar la deliciosa mamada, introdujo su dedo en mi vagina. Más que húmeda y encendida, le sugerí que me la metiera, y él, muy obediente lo hizo.


Intentamos iniciar en la cama, pero el ruido nos evidenciaría antes de comenzar, por lo que decidimos pararnos. Me puse de pie, a un costado de la cama, e incliné mi torso para que pudiera penetrarme sin dificultad. Acarició mis nalgas y me la metió sin dudarlo.


Arañé las paredes, cubrí mi boca con la almohada más cercana y me dediqué a disfrutar el momento. De repente, un ruido repentino nos hizo parar, pero el susto fue menor que nuestros deseos, su verga seguía dura, firme.. muy dentro de mí.


A los pocos minutos, me puse unas zapatillas para logar una mejor posición y penetración. Comencé a realizar una serie de movimientos que aprendí en aquellas clases de belly dance, arriba, abajo, de lado y círculos... lo que hizo que se prendiera aún más.. sacó su verga, y me preguntó con tono firme ¿en dónde quieres que me venga? pero no alcancé a contestar, pegué mis nalgas a sus testículos y sentí su semen recorrer mi espalda..

lunes, 2 de agosto de 2010

Domingo de cogidas (Parte 1)


El sábado sirvió. Fue un día muy social, de esos que te dejan deseos de gastar el día siguiente con tu pareja y sólo con tu pareja. Con ese ánimo, ha comenzado el domingo. Hay un pacto que incluye "caprichos" y, al ser mi turno, le he dejado a Sijey en el celular un par de opciones: 1) Ver escenas porno mientras cogemos o... 2) Que use su traje de red.

Apenas abrimos los ojos, comienzan los besos, el cachondeo y, sí, se decide la segunda opción. Sijey entra al baño y unos segundos después sale enfundada en el traje de red que ya alguna vez me mostró en una imagen. Pero ésta es la primera vez que lo veo como tal. Y así, poco tardo en abalanzarme sobre ella. Lubricante y verga adentro. No ha habido demasiado foreplay.

Mientras se la meto, me muerde la oreja y eso propicia un nivel de antojo y excitación completamente inusual en mí. Además, sus pezones se asoman entre los agujeros del traje de red, saliéndose como si quisieran escaparse en definitiva. Yo les ayudo mordiéndolos y poniéndolos con ello más duros y erectos. Deliciosa visión. Toda ella está atrapada en tal atuendo, excepto su vagina y su culo. Hay libertad para atacarlos en cuanto yo lo desee. Una abertura invita a penetrar o a mamar, según sea el caso, según el antojo.

La coloco de lado y entro como hace días. Ella vuelve a pegar un enorme grito y confirmamos que, en dicha posición, mi verga alcanza "algo" que desata reacciones encontradas. No podemos asegurar que sea dolor, pero mientras eso pasa, la postura se completa para entrar por atrás. Ella me dice que vuelvo a ponerme como loco, entrando y saliendo, tomando su nuca, agarrando su cuello, tapándole la boca, metiéndole un dedo y simulando que me lo mama. A la vez, los espasmos y los embates de ida y vuelta. Agarro sus nalgas y al rasguñar se pondera cuán excitado estoy. Sé que tenemos todo el domingo para nosotros, todo el departamento, todas las horas, y no pienso frenar.

La habitación ya es un santuario de sexo. Se pueden encontrar esposas, condones, lubricantes, poppers, juegos de mesa, vibradores, balitas anales y varias cosas más.

El ruido de la cabecera es tal que hace creer que se está cometiendo un crimen. Y para entonces, me acuesto y le ordeno a Sijey que se coloque arriba de mí. Ella obedece, envuelta en ese traje de red que tan loco me pone, y reanudamos la cogida. Como se esperaba, se mueve en círculos y arquea mi verga una y otra vez. A veces siento como si me la fuera a arrancar. El ruido de los fluidos permite que el entorno se convierta en un monumento al sexo. No hay receso, imposible parar. Tomo mi teléfono, pongo la función de grabar y la capto durante poco menos de un minuto. Sus tetas se han salido del traje y rebotan de manera exquisita con los impulsos de mi pene.

Dejo de grabar y vuelvo a ser prisionero de esta mujer que se mueve como fiera. Me va abatiendo. Todo se da así hasta que ella desmonta, fuera el condón y con ruidos arrebatadores empieza a mamar mis huevos mientras yo jalo mi verga. Me ve tan excitado... que saca del cajón la balita anal y la coloca en mi culo. A la vez, sigue mamando y hablándome como ella sabe. Estoy literalmente "en sus redes".

Los impulsos son tales que exploto, lanzando semen que cae en mi estómago y en mis muslos por igual. Mi mujer sonríe y me mira retadora, como sabiendo que esto es apenas una fracción de un domingo que tardará en finalizar.

La puerta se mantiene cerrada, no esperamos visitas. Olemos a sexo. Queremos más...