miércoles, 29 de junio de 2011

La cabina de la Sex Shop


Sijey y yo habíamos acordado ir a una de las cabinas de una Sex Shop que cada vez es más grande. Pues bien, llegó el sábado indicado para dicha ocasión y arribamos a la Sex Shop con dos propósitos: comprar alguno que otro utensilio (Sijey ya tiene dos vibradores, así que era algo más) y entrar a una de las cabinas.

Al grano. Cumplido el primer propósito, ingresamos a la zona de cabinas y nos metimos en una de ellas. Espacio reducido, con alrededor de 8 opciones de canales, una explicación breve de parte del encargado y un impresionante olor a sexo. Nos preguntaron previamente si queríamos una cabina "normal" o una con agujero. Sin comprender muy bien, nos fuimos por lo convencional, para ya después darnos cuenta de que la otra propuesta implicaba meter el pene en dicho agujero para ser mamado por ¿? en otra cabina, o bien, para mirar.

Apenas estuvimos dentro, Sijey y yo empezamos a juguetear. No tardó nada ella en aprovechar los segundos que yo dediqué a cambiar de canal. Me mamó la verga riquísimo y unos minutos después se colocó sobre mí para empezar a coger delicioso.

Desde entonces, alguien comenzó a tocar la puerta, queriendo entrar. Lo ignoramos y, mientras insistía, Sijey me dijo que si quería metérsela por el culo, a lo que pronto accedí.

Con algo de dificultad por lo reducido del espacio en el que nos encontrábamos, mi mujer hizo lo posible por quedar de espaldas a mí e introducir poco a poco mi pene en su ano. Lo que siguió, con ayuda de un lubricante, fue simplemente el cielo. La cogedera estuvo exquisita, aun cuando la puerta siguió siendo golpeada por un incauto necio que, pese a ello, decidimos ignorar.

Gran experiencia, quizá más por llegar a un lugar desconocido y sin tanta seguridad. Adrenalina pura que, algunos dicen, ayuda tanto para el sexo como un lubricante. Sí, así es.

Con solo recordar el episodio, la erección es contundente.