jueves, 29 de julio de 2010

En miércoles también se coge


En unas de las habitaciones del 607 no hay mucha tregua. Apenas el sábado Sijey y yo tuvimos un par de sesiones memorables y este miércoles ha vuelto a surgir el monstruo de la atracción y excitación.

La oscuridad no pintaba para ello. De hecho, las "buenas noches" estaban ya dadas y la lluvia ya había azotado a la ciudad. La única humedad se traducía en gotas que se colgaban agónicas de las esquinas de un edificio que suele ser muy callado, menos en su último piso, menos en su último apartamento. Y aquí estamos.

Sin mucho vacilar, he dedicido masturbarme junto a Sijey, quien me ha externado hace poco su gusto por el hecho. Su más reciente relato me ha permitido acumular suficiente propósito y suficiente motivo. Así que jalo mi verga durante unos segundos. No pasa ni medio minuto cuando mi mujer voltea y susurra: "Mejor métemela".

Poco tardamos en poner el lubricante cuando ya estoy entre sus piernas mamándola. Poco después... mi pene entra con relativa facilidad y dedicamos varios minutos a esta pose misionera. El cansancio hace creer que no será una velada descomunal como las que han caracterizado a julio, pero en el sexo uno poco puede anticipar. Entro y salgo con extrema calentura. La tengo tomada de los hombros y alternamos con besos en los que la lengua agarra su patio de recreo y corre por donde quiere.

En el sendero hacia una posición por detrás, me detengo a la mitad. Levanto una de sus piernas y se le meto de lado. Sijey pega un grito que golpea las paredes, luego otro y después otro. Parece que hemos penetrado más que de costumbre y hemos llegado a un punto en el cual se desata energía. Los vecinos han saltado de la cama.

Pero dejamos esta postura para una mejor ocasión en que decidamos explotarla durante más tiempo. Por lo pronto, sigue el recorrido y mi mujer queda lista para que entre por detrás. Amo sus nalgas. Y así entro y salgo en varias rondas. Le jalo el cabello y empiezo a decirle que será mi puta siempre. Ella contesta que sí y lo repite. Lo que parecía una noche tranquila se ha convertido en un nuevo tornado. Se mueve delicioso y ella me regresa el "cumplido". Estamos conectados, más que nunca. Julio ha sido fastuoso.

Saco mi verga de su vagina y, sin que ella lo espere, vuelvo a mamarla. Meto la lengua y luego uso mis dedos para entrar lo más que pueda. Se alterna el oral con la penetración. Luego me pongo a un lado y le toco la vagina, mientras Sijey me pide que le acerque mi verga a la boca. Me mama los huevos con fuerza, mordiendo incluso uno. Y así... me vengo en su vientre.

Repito: en unas de las habitaciones del 607 no hay mucha tregua. Dormiremos desnudos esta noche.

PS: Creemos que en algún otro apartamento se ha dado una sesión similar, esta misma semana. Fuimos algo chismosos, pero poco vimos.

miércoles, 28 de julio de 2010

Vamos a jugar...



Lluvia, clima frío y un par de martinis fueron los detonantes de nuestra noche especial. Tras dar tres vueltas al parque España, llegamos a nuestro destino, un bar en el que disfrutamos de unos deliciosos martinis, mi bebida favorita, y un par de tapas.


Conforme me terminaba los cocteles, mi temperatura corporal subía y mi inhibición también. Al salir del lugar, nos dirigimos a una sex shop e intenté ocultar mis ganas con un cigarro y plática poco relevante. En el tiempo que llevamos juntos, sólo habíamos ido en una ocasión y, la verdad, debido a un virus raro que se apoderó de mis vías respiratorias no disfruté el momento, ni elegí nada, pero esta vez me desquité.


El kit: unas esposas, un juego "de mesa", un lubricante térmico, un lubricante anal, una balita vibradora y un frasco de poppers; todo lo necesario para una gran y divertida noche.


Antes de llegar a casa, abrimos el juego, colocamos las compras en la mesa, sacamos la botella de vodka y dejamos listo un caballito para los "shots de castigo".


Al ver el tipo de retos que venían impresos en el tablero, decidimos crear los propios, los cuales consistieron en: "acostarse desnudo en el piso por 3 minutos", "3 minutos esposado y dejándose hacer lo que el otro quisiera", "shots y prenda", "introducir balita en el ano"... y otras más.


Mágicamente y como si el universo conspirara a su favor, cada que yo avanzaba, caía en una casilla de castigo. El saldo: dos shots, bubs embarradas de mermelada de fresa, las cuales limpió poco a poco con su lengua, succionando mis pezones y lanzándome miradas perversas; video de un corto, pero delicioso blow; prendas en el piso, besarle el cuello y espalda, pegar mis senos contra su pene durante un par de minutos...


Para ese momento, la verga de Him estaba más que parada y húmeda, más que caliente, más que deliciosa. Yo, igual de mojada. No aguantaba las ganas, pero quería terminar el jueguito. Moría por que él cayera en una casilla, la de la balita, pero nada. De repente comenzó a perder, hasta que tocó "de castigo" un 69.


Llegamos a la cama, me coloqué encima de él con las piernas abiertas, en el ángulo perfecto para que succionara mi clítoris.. de esa manera deliciosa que suele hacerlo. Comencé a lamerlo, primero succioné su verga poco a poco, después recorrí con mi lengua sus huevos, los apreté y regresé a mamar su pene encendido.


"No vamos a regresar al juego", dijo Him. Tras escuchar esas palabras, corrí al comedor por la balita que había dejado, coloqué la cámara de video arriba de la televisión, mirando hacia la cama, donde se encontraba él acostado, con la verga parada y masturbándose mientras yo regresaba.


Me acosté, le pedí que se hincara colocando sus piernas a mis costados, introduje poco a poco la bala en su ano, encendí el vibrador y le pedí que no dejara de masturbarse. Mientras él lo hacía, yo continuaba mamando sus huevos, y a veces paraba para observar su cara encendida.


"Me voy a venir", dijo con voz entrecortada, pero lo ignoré y le hice señas de que siguiera. Introduje un poco más la balita, aumenté el ritmo de vibración y su cara de placer me excitó aún más.


Cuando estaba a punto de pedirle que me metiera la verga y me cogiera... explotó como nunca.. esparció su semen en mi cara y mis senos. Nunca lo había hecho. Los ojos, el cuello, el cabello, la nariz... y hasta la garganta sintieron su espesor y sabor...


Sin duda... julio ha sido nuestro mes...

lunes, 26 de julio de 2010

Frenesí en 6 actos


1. Mientras comienza a tomar fuerza la mañana del jueves, hago que Sijey desista de sus ganas de salir a comprar cosas para el desayuno. A cambio de ello, la desnudo y comienzo a hacerle sexo oral, una de las cosas que más disfruto. Arquea su espalda en señal de creciente excitación.

2. Tras unos minutos así, susurra lo que se ha vuelto una expresión común: "Quiero que me la metas ya". Intento prolongar un poco más el sexo oral, ya que estoy tan encendido como ella, probándola hasta el límite. Pero al final, accedo.

3. Me quito todo y no doy pie ni siquiera a que se ponga en posición de "misionero". A cambio, la coloco con las nalgas hacia mí y comienzo a cogerla por detrás. Pronto, el vaivén se vuelve enérgico. Empleamos varios minutos así. Empezamos a sudar y yo no dejo de protagonizar embestidas cada vez más potentes.

4. Cambiamos de posición. Ella se coloca encima de mí, pero dándome la espalda (otra de mis posturas favoritas). Observo que su espalda está empapada ya. Y así, empieza a moverse de forma exquisita. Hace círculos que devoran mi verga y la hacen entrar en semejante fervor. Yo le detengo los brazos, como aprisionándola, pero ella no deja de moverse con la cintura y la cadera. Me está tragando con su vagina, caliente como pocas veces. Incluso se impulsa hacia adelante, lo que provoca una palanca en la que siento que me arrancará el pene.

5. Bruscamente nos colocamos en posición y volvemos a hacerlo por atrás. Ha pasado mucho rato y el sudor está a tope. Pero en esta ocasión, mis embates son los más fuertes que recuerdo. Apenas dejo que ella se mueva. Descargo todo detrás de Sijey con impulsos bestiales y ganas de estar más y más adentro. Ella lo nota, pero permite que esto pase. Le jalo el cabello y no dejo que se suelte. Incluso, pide que entre más y más. Sus manos casi desgarran la almohada por la fuerza y el ritmo frenéticos.

6. Por desgracia, la intensidad de uno de esos violentos embates hace que me lastime en una zona cercana a la cadera, lo que merma un final que, sin exagerar, habría sido apoteósico y, acaso, el mejor de todos. Por más que intento continuar esta gran cogida en la sala, el dolor me contiene. Aún así, tanto ella como yo recordamos este encuentro como uno de los más "endemoniados". Sí, pese a las restricciones y al ayuno, julio sigue siendo uno de los meses en que mejor hemos rendido tributo al sexo. Uno de los tiempos más diversas cogidas.

lunes, 19 de julio de 2010

El sábado y ese culo


Pude haber escrito esto el sábado pasado.

Paseo nocturno, me llevo a Sijey por un café tras un día muy movido, y decidimos pasear por la ciudad. Hay avenidas fluidas, poco tráfico y la sensación de que la noche promete para "algo". ¿Para qué? Ninguno habla, pero traemos varios antojos. Entre copas, pasteles, café, postre, pan, en fin.

Yo ignoro que desde hace 24 horas mi mujer quiere que lo hagamos, tras una buena cantidad de días de abstinencia. No queremos cualquier acostón. Deseamos sexo de alta resolución.

Al llegar al departamento de nuestros encuentros, es decir la sede de la Vitrina, encendemos la tele y nos acostamos. Como impulso eléctrico, volteamos a vernos y nos besamos intensamente. Nos traemos unas ganas del demonio, y rendimos culto a ello, al deseo. Me pongo encima de Sijey y el faje comienza para después acelerar de forma descomunal. Ella me pone lubricante en el pene y lo masturba de modo exquisito. No hay tregua, ha sido mucho el receso como para perder minutos de una noche en la que pensamos estallar, si es necesario.

Me vuelco sobre su pecho y le beso ambos pezones. Rozo su clítoris y juego con él. Ella se arquea y pronto pide que se la meta. No desobedezco. Sin mucho qué pensar, entro en ella y comienza todo con "El misionero", pero es cierto que nunca ha sido nuestra posición preferida, así que pronto nos movemos y la coloco en cuatro, como más me gusta, con sus nalgas frente a mí, pidiéndome que entre.

Se la meto y ella empieza sus acostumbrados gemidos que pronto se convierten en gritos. Le jalo el cabello y luego, sin más, la coloco de lado. Mientras cojo a Sijey, puedo ver su cara de excitación extrema. Y me pide más, mientras yo le ordeno que se agarre las tetas. Obedece y, además, besa uno de sus pezones. El calor aumenta. Es uno de los encuentros más explosivos de nuestra historia reciente. Se estremece el domingo y, acaso, el mes de julio.

Mientras las arremetidas continúan a todo lo que dan, me acerco y, sin parar, le susurro al oído mi deseo de cogerla un día por el culo. Para mi sorpresa, ella accede y dice que si quiero hoy mismo lo hacemos así. Lo intentamos en una primera posición, pero la postura no ayuda. Acto seguido, se levanta y va por uno de sus vibradores. Se pone ahora en posición "de perrito", y tras untarse nuevamente lubricante, se la meto lentamente por el culo. Sus gemidos son grandes, hay dolor, pero a la vez mucha excitación. Y así, la cojo como hace tiempo quería hacerlo. No hay un rincón que quede por conocer de Sijey. Es mía.. al 110%.

No sé cuántos minutos pasan mientras mi verga entra y sale de su culo. Estamos al filo de la cama y esto arde en muchos sentidos. Mi mujer me pide que me venga y eso me hace estallar en mil pedazos dentro de su ano.

Termino sudando, ha sido mucho. Se me nubla la mirada y alcanzo a verla aún masturbándose. Incluso vuelvo a entrar en su vagina, pero los espasmos me hacen frenar. La noche es inolvidable desde este mismo momento.

lunes, 5 de julio de 2010

Felicidad... es


Desde hace días quería hacerlo con Sijey. Estaba hirviendo, quería hacerlo de muchas formas posibles y en lugares diferentes. Viajamos a otra región y cachondeamos en varias ocasiones. Imaginamos coger al lado de la alberca, en una habitación gigantesca, en un spa y hasta en unos sillones debajo de una palapa.

Por ahí, en el fin de semana, se cruzó una escapada nuestra a un table dance. Estuvimos ahí poco más de 3 horas, mirando y seleccionando, criticando y disfrutando. Por la mente me pasó el privado, pero ninguna alcanzó a complacerme del todo. Si acaso, cerca del final, una escultural lució a lo grande, pero me distraje en cuestiones relativas a la bebida y no se concretó (no descarto regresar para que nos haga un privado).

Y así se fueron las oportunidades de cogerme con desenfreno a Sijey. La espera se extendió hasta hoy en la mañana, cuando acostado sobre ella empezamos un toqueteo cachondo. Ella me culpa, yo la culpo por igual; el chiste es que, del modo que fuera, de pronto mi verga quedó dentro de ella. Y los movimientos iniciaron con estilo "misionero". Sentí cómo me apretaba de modo delicioso y eso elevó mi calentura a niveles inenarrables.

La excitación nos puso como energúmenos y le ordené que se volteara para rendir tributo a nuestra posición favorita. Como pulpo, al tiempo que se volteó y dejó sus nalgas frente a mí, sacó rápidamente de debajo de la cama su vibrador. La indicación era clara: yo cogerla y ella estimular a la vez el clítoris. Dos en uno.

Acometí con fuerza, se la dejé dentro inmóvil unos segundos y volví a arremeter para que finalmente Sijey estallara entre gritos que, seguramente, se escucharon hasta la recepción.

Otra indicación tácita fue que yo me viniera en su espalda. Saqué mi verga de su vagina, me masturbé con fuerza viendo sus nalgas y, justo cuando ella abrió su culo con ambas manos, sobrevino una descarga que, según ella, se sintió más caliente que en otras ocasiones.