
Siempre es excitante. Sólo hay tres opciones: dormir frustrado y caliente, cerrar los ojos sobre la almohada tras haber sido succionado por sus piernas temblorinas o... practicar ambos la autocomplacencia viéndonos mutuamente, cortesía de una razón médica que nos impide coger y coger y volver a coger.
Hoy es una de esas noches. Así como nadie sabe cuándo morirá, hoy ignoro cómo cerraré los ojos.
La imagen es atrayente. Son las 11:35 PM. Ella muestra su pierna izquierda al foco. La dobla y la hace verse más y más excitante. Empiezo a calentarme y a respirar más rápido. Debo subir el volumen de la música para disimular mis respiraciones y mis no pocas ganas de arrancarle la blusa grisácea de tirantes morados. Al menos, si la blusa no cediera, podría abrir sus piernas y asaltarla de nuevo con mi lengua como hice ayer. Me he hecho adicto al jugo. Amo su sabor, aunque no podría decir que me es familiar. Como sea, quiero comerla por ahí.
Se descubre un seno y vuelve a esconderlo.
Hace minutos, la inaudita se desnudó con la cortina opaca, pero no resistente a las miradas de los departamentos aledaños. Lo niega, pero la excita exponerse. De lo contrario, jamás había sido "parte" de una vitrina hace dos noches, aun cuando tuviese edificios a seis kilómetros de distancia.
Las tres opciones permanecen, pero creo que hoy me iré a la siesta sin vaciar mi deseo. No salpicaré nada, ni un hombro, ni un seno, ni ese culo que amo, ni la vagina cuyo anuncio de "en reparación" sigue vigente. Si acaso, mojaré mis sueños, pero despertaré seco. Todo permanecerá en su capullo. Ningún rayo saldrá de la nube. Y mañana será otro día.
Por el momento... hoy es una de esas noches... una de esas.
ANTOJO DE HOY: Hacerle sexo oral, mucho. Hasta que me duelan los labios.
Y POR LO QUE VEO, RESPONDERA EL CABALLERO. ME GUSTA, ME GUSTA
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