El reto era no hacer ruido. Bastante oso había hecho al entrar a la casa y que, repentinamente, comenzara a sonar la balita, alias "chavito", a lo que siguió la pregunta de mi suegro, ¿qué suena?. Nada gracioso.
Tras un día de platica, jacuzzi, música, compras, ejercicio, más plática, buena compañía y un intento fallido. Nos despertamos ardiendo de ganas, pero ninguno se atrevía a tocar el tema. La puerta de la recámara de mi suegro estaba muy cercana a la nuestra, lo cual nos inhibía un poco.
Antes de darnos los buenos días, comenzaron las caricias que dijeron más que mil palabras. Pasé mi mano por su mejilla, su pecho... hasta que llegué a su verga, estaba firme, antojable. Él, cada vez se pegaba más a mi cuerpo y me rozaba con su pene erecto; yo dejaba fluir el momento, sin imaginar lo que vendría.
Poco a poco fue recorriendo mi cuerpo con lengua hasta que llegó al lugar exacto. Comenzó a lamer mi clítoris, a besarlo y mover su lengua de un lado al otro. Cada vez me encendía más, y ahogaba mis gritos y gemidos detrás de una almohada.
Después, para completar la deliciosa mamada, introdujo su dedo en mi vagina. Más que húmeda y encendida, le sugerí que me la metiera, y él, muy obediente lo hizo.
Intentamos iniciar en la cama, pero el ruido nos evidenciaría antes de comenzar, por lo que decidimos pararnos. Me puse de pie, a un costado de la cama, e incliné mi torso para que pudiera penetrarme sin dificultad. Acarició mis nalgas y me la metió sin dudarlo.
Arañé las paredes, cubrí mi boca con la almohada más cercana y me dediqué a disfrutar el momento. De repente, un ruido repentino nos hizo parar, pero el susto fue menor que nuestros deseos, su verga seguía dura, firme.. muy dentro de mí.
A los pocos minutos, me puse unas zapatillas para logar una mejor posición y penetración. Comencé a realizar una serie de movimientos que aprendí en aquellas clases de belly dance, arriba, abajo, de lado y círculos... lo que hizo que se prendiera aún más.. sacó su verga, y me preguntó con tono firme ¿en dónde quieres que me venga? pero no alcancé a contestar, pegué mis nalgas a sus testículos y sentí su semen recorrer mi espalda..
la adrenalina de lo prohibido es un aperitivo que no se puede dejar ir, celebro q hayan vuelto
ResponderEliminarAhora si dejaste con buen antojo de una buen sexo oral. Inspiraste.sijey, duda... Que fantasias te faltan o gustarian cumplir?????
ResponderEliminarEl tono firme en un hombre es el primer afrodisiaco
ResponderEliminarI woke up with cum on my face
ResponderEliminarNo existe algo tan placentero como leer su blog, chicos. los adoro!!!!!!!
ResponderEliminarAsí es, no aguanté y estallé en su espalda. No me pude contener tras los varios minutos de estar cogiendo en una habitación que no es la del 607. Deliciosos momentos en un lugar apartado de todo, incluso del ruido. Por eso debíamos ser "silenciosos".
ResponderEliminarHemos vuelto a coger un par de veces desde entonces.
Siempre es un placer leerlos
ResponderEliminarSijey, ¿cómo lograste que todo fuera en silencio? ¿Qué mordiste?
ResponderEliminarEl placer de lo prohibido es un verdadero manjar, la verdad es que el relato es más que inspirador, un abrazo.
ResponderEliminarNada más placentero que coger en un lugar donde te pueden cachar, donde te pueden escuchar.
ResponderEliminarYa me dejaron con muy buen sabor de boca para hacer travesuras este fin de semana.